viernes, 30 de octubre de 2015

"Décima Muerte"




"Décima muerte"


Xavier Villaurrutia



¡Qué prueba de la existencia
habrá mayor que la suerte
de estar viviendo sin verte
y muriendo en tu presencia!
Esta lúcida conciencia
de amar a lo nunca visto
y de esperar lo imprevisto;
este caer sin llegar
es la angustia de pensar
que puesto que muero existo.

Si en todas partes estás,
en el agua y en la tierra,
en el aire que me encierra
y en el incendio voraz;
y si a todas partes vas
conmigo en el pensamiento,
en el soplo de mi aliento
y en mi sangre confundida
¿no serás, Muerte, en mi vida,
agua, fuego, polvo y viento?

Si tienes manos, que sean
de un tacto sutil y blando
apenas sensible cuando
anestesiado me crean;
y que tus ojos me vean
sin mirarme, de tal suerte
que nada me desconcierte
ni tu vista ni tu roce,
para no sentir un goce
ni un dolor contigo, Muerte.

Por caminos ignorados,
por hendiduras secretas,
por las misteriosas vetas
de troncos recién cortados
te ven mis ojos cerrados
entrar en mi alcoba oscura
a convertir mi envoltura
opaca, febril, cambiante,
luminosa, eterna y pura,
en materia de diamante.

No duermo para que al verte
llegar lenta y apagada,
para que al oír pausada
tu voz que silencios vierte,
para que al tocar la nada
que envuelve tu cuerpo yerto,
para que a tu olor desierto
pueda, sin sombra de sueño,
saber quede ti me adueño,
sentir que muero despierto.

La aguja del instantero
recorrerá su cuadrante,
todo cabrá en un instante
del espacio verdadero
que, ancho, profundo y señero,
será clásico a tu paso
de modo que el tiempo cierto
prolongará nuestro abrazo
y será posible acaso,
vivir después de haber muerto.

En el roce, en el contacto,
en la inefable delicia
de la suprema caricia
que desemboca en el acto,
hay el misterioso pacto
del espasmo delirante
en que un cielo alucinante
y un infierno de agonía
se funden cuando eres mía
y soy tuyo en un instante.

Hasta en la ausencia estás viva:
porque te encuentro en el hueco
de una forma y en el eco
de una nota fugitiva;
porque en mi propia saliva
fundes tu sabor sombrío,
y a cambio de lo que es mío
me dejas sólo el temor
de hallar hasta en el sabor
la presencia del vacío.

Si te llevo en mí prendida
y te acaricio y escondo;
si te alimento en el fondo
de mi más secreta herida;
si mi muerte te da vida
y goce mi frenesí
¡qué será, Muerte, de ti
cuando al salir yo del mundo,
deshecho el nudo profundo,
tengas que salir de mí?

En vano amenazas, Muerte,
cerrar la boca a mi herida
y poner fin a mi vida
con una palabra inerte.
¡Qué puedo pensar al verte,
si en mi angustia verdadera
tuve que violar la espera;
si en la vista de tu tardanza
para llenar mi esperanza
no hay hora en que yo no muera!





jueves, 9 de julio de 2015

Historia, ¿un diàlogo con otras disciplinas?
Jesús Romero Mendoza[1]





A manera general en el presente texto se reflexiona en torno a la posibilidad por entablar un diálogo entre la Historia y otras disciplinas de las ciencias sociales. Lo expuesto no tiene la intención de lanzar certezas, sino cuestionar la viabilidad de un diálogo interdisciplinario. Pues a pesar de que la interdisciplinariedad ha estado presente desde hace ya varias décadas, ésta ha venido principalmente de economistas, sociólogos u otro de tipo de investigador que ha incursionado en el quehacer de la historia. Mientras que por parte de los historiadores, pareciera ser, existe desconocimiento o desinterés por integrar conceptos teórico-analíticos de las ciencias nomotéticas para el abordaje de los estudios históricos. El plano en el que se plantea lo subsecuente, es indistinto, pues poder señalar en qué o cuál institución se hace historia fuera de lo tradicional sería arbitrario y conllevaría un mayor trabajo poder delimitarlo.
Para intentar hacer un diálogo de la historia con disciplinas de las ciencias sociales como la sociología, la economía o la antropología, primeramente convendría cuestionarse, ¿cuáles son los intereses de quien escribe? Pues puede existir la disyuntiva de hacer historia con una función social de divulgación “cultural”, lo cual eliminaría el interés por hacer dialogar la historia con otras disciplinas y también existe una segunda vertiente que es la más común, la académica con un mayor rigor metodológico. En el caso presente sólo nos dirigimos hacia esta última, que es la historia enseñada en las aulas universitarias.
En la formación del historiador, además de los diferentes procesos históricos y del método histórico con base al uso de las fuentes documentales para hacer historia, se le ilustra en lo referente a la teoría de la historia. Sin embargo, a diferencia de disciplinas como la Sociología, la Economía y la Antropología, en la Historia, el desarrollo y uso de teorías explicativas para el análisis de la información pareciera ser mínima. A excepción del materialismo histórico, que en años pasados fue la corriente que más permeó en la explicación histórica, no existe un desarrollo de conceptualizaciones teóricas por historiadores para la explicación de los fenómenos socio históricos. Los Annales franceses, son un caso más reciente en el siglo XX de repensar  la forma de hacer la historia, sin embargo,  más que establecer principios explicativos de la historia, fue una apertura a diferentes vertientes para el quehacer histórico.
La inexistencia de principios teóricos en el quehacer histórico, ha permitido mayor versatilidad al historiador y en cierta forma ventaja al estudiar las sociedades, pues a diferencia del resto de ciencias sociales, en la Historia, no se recurre con rigurosidad a algún concepto teórico para explicar cierto fenómeno social.  Fernand Braudel[2] señalaba en algún momento, que la Historia es uno de los oficios menos estructurados de las ciencias sociales y por lo tanto uno de los más flexibles y más abiertos. Sin embargo, con la apertura del estudio histórico de los diferentes componentes sociales impulsado por los Annales, cabe preguntarse por qué no intentar trascender y renovar el quehacer histórico aspirando a dialogar no ya sólo entre historiadores sino con otras disciplinas. Pues así como el conocimiento en general tiende a renovarse derrumbando paradigmas que parecían ser irrefutables, lo mismo debiera ser para la Historia como disciplina.
No es que no exista una vinculación como tal de la historia con otras disciplinas, sino que ésta ha sido encausada generalmente por economistas, sociólogos e inclusive de las ciencias naturales hacia la historia y no al revés. La pertinencia de introducir conceptos teóricos o modelos de análisis venidos de otras ciencias, se puede encontrar en la posibilidad de ampliar el panorama explicativo para enriquecer el trabajo del historiador, pero además con la intención de obtener posibilidades explicativas mediante conceptos en abstracto que pudieran ser argumentados mediante la reconstrucción histórica.
En las ciencias nomotéticas como la sociología y la antropología, existen teorías estructuralistas, funcionalistas o procesualistas, que bien podrían facilitar el abordaje de procesos históricos de corta-mediana duración o el funcionamiento de las sociedades en determinado espacio y tiempo. Como ya se señaló, no es que no existan trabajos de corte interdisciplinario, sino que la interdisciplinariedad, dependiente la línea temática trabajada, debiera ser de la Historia hacia el resto de las ciencias sociales, a manera de echarse mano de otras herramientas teóricas para el trabajo del historiador.
Algunos ejemplos sobre la pertinencia y posibilidad de análisis que podrían proporcionar conceptos de otras disciplinas a la historia, pueden ser los estudios desde los actores sociales y su implicación en cierto proceso o etapa. La significación de las cosas o de los espacios y los flujos de poder que bien podrían ayudar a explicar estudios de historia cotidiana y política. O en otro caso, en el estudio de la relación sociedad-naturaleza en la historia existe la posibilidad de estudiar de forma análoga el funcionamiento social a manera de un organismo vivo, dado que las sociedades humanas no son entes aislados del medio en que se desenvuelven, sino que tienen una dinámica articulada con la naturaleza.
Se vuelve a señalar, no es que aún no existan trabajos interdisciplinarios o no haya historiadores que estén haciendo el salto hacia otras disciplinas, sino que el proceso aún se encuentra lento y los casos aislados, que bien pudieran ser cada vez mayores, se suscitan en el proceso de formación de los cientistas sociales, ya sea que un historiador se alterne en alguna programa de las ciencias sociales o de forma inversa. E inclusive, casos en el que existen casos en el que la vinculación vaya más allá del ramo de las ciencias sociales y sean biólogos u agrónomos (por mencionar algunos) quienes incursionen en las sociales, en este proceso de repensar el conocimiento y problemas actuales que han conllevado a solucionar problemas cada vez más complejos.
La vinculación de la historia con disciplinas de las ciencias sociales conllevaría posiblemente a la construcción de estudios de corte más científico, es decir con estudios con un mayor sustento teórico metodológico. Por tal razón, sería por interés del propio investigador, hacer historia para qué y para quién. No obstante, en la enseñanza de la historia y la formación de historiadores, cabría si bien no la necesidad, sí ver la posibilidad de dar un viraje teórico y epistémico en la forma de hacer historia con la intención de enriquecer el trabajo del historiador y de obtener otras herramientas para el análisis de la información.
Por último, si bien hacer undiálogo de la historia con otras disciplinas es cuestión de interés personal, faltaría mostrar el lado opuesto, el de la función social de la historia, una divulgación para hacer conciencia de masas o dar a conocer la historia a manera de enriquecimiento cultural, haciendo llegar el quehacer histórico en forma amena a la sociedad en general.

Bibliografía:
Braudel, Fernand, La historia y las ciencias sociales, España, Alianza Editorial, 1970





[1] Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Tlaxcala y pasante de la Maestría en Análisis Regional por el CIISDER-UAT. Contacto:   xrm88@hotmail.es

[2] Fernand Braudel, La historia y las ciencias sociales, España, Alianza Editorial, 1970, p. 117.

miércoles, 10 de junio de 2015

Miembros del Colectivo de Investigadores Histórico-Regionales

Con la finalidad de que conozcan a los miembros y autores que están detrás del CIH-R, presentamos una reseña de sus aportes en el ámbito histórico.

Rodolfo Juárez Álvarez Posgrado en Historia del Arte, UNAM. Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Tlaxcala y maestro en Historia del Arte por la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Tlaxcala (FOECAT) en el año 2008, ganador de la medalla "Alfonso Caso", UNAM 2011, y del Premio Estatal de la Juventud 2013, en la categoría "Logro Académico". Es autor del libro "Miradas que construyen: los públicos en el torbellino Fílmico de La Escondida publicado en el 2013 por el Instituto Tlaxcalteca de la Cultura. Ha participado en diversos coloquios nacionales e internacionales y es cofundador-director del Colectivo de Investigadores Histórico-Regionales (CIH-R), agrupación interesada en el rescate, preservación y difusión del patrimonio histórico-cultural de Tlaxcala.





Tania Xochicale Corona Licenciada en Historia por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Ha participado en coloquios y publicado pequeños artículos semanales durante los festejos del Centenario y Bicentenario de la Independencia y Revolución Mexicana en el periódico Síntesis. Actualmente se encuentra en proceso de titulación de la Maestría en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UATx, pertenece a UNIMA (Unión internacional de Marionetistas) y es miembro cofundador del Colectivo de Investigadores Histórico-Regionales (CIH-R).





Oscar David Mandujano Machorro. Licenciado en Historia, actualmente cursa la maestría en Humanidades en la Universidad Autónoma de Tlaxcala, en su experiencia laboral se ha desempeñado como docente dentro del nivel básico, nivel medio superior y superior; ha participado en coloquios nacionales  como La Semana del Historiador, Las Jornadas de Antropología e Historia del INAH (Tlaxcala) y en el Coloquio Internacional “Del Mundo Hispánico a la consolidación de las Naciones 1808-1940”, su àrea de investigación se enfoca en la Historia cultural.





Nathaly Varela Baltierra. Licenciada en Historia por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Ha participado en coloquios y encuentros de estudiantes de Historia a nivel nacional e internacional. Docente de historia en el nivel básico. Ha publicado ensayos y textos literarios en revistas y periódicos locales, como Síntesis Clionautas. Tiene un interés profundo por la cultura japonesa, especialmente por su cine, tema con el cual se tituló. Actualmente es miembro cofundador-subdirectora del Colectivo de Investigadores Histórico-Regionales (CIH-R).





Jesús Romero Mendoza. Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Tlaxcala y maestro en Análisis Regional por el CIISDER-UAT. Ha participado en diversos congresos nacionales. Sus ejes temáticos de investigación giran en torno a la historia económica y socio-ecológica. Es miembro cofundador del Colectivo de Investigadores Histórico-Regionales (CIH-R).





Graciela Acoltzi Cocoletzi. Licenciada en Historia por la Universidad Autónoma de Tlaxcala y especialista en la lectura de escritura antigua del siglo XVI al XIX. Ha participado en conferencias con las temáticas de Revolución, el Carnaval y el Día de Muertos y hasta el momento contribuye en la elaboración de artículos para los órganos de difusión del Archivo Histórico de Tlaxcala. Cofundadora-secretaria del Colectivo de Investigadores Histórico-Regionales (CIH-R).