viernes, 2 de noviembre de 2012

VISUALIZANDO LA FIESTA DE TODOS SANTOS EN TLAXCALA: UN COMENTARIO PARTICULAR.



                                                                       Jorge Netzahualcoyotl Galicia
                                                                       Estudiante de Lic. Historia UATx
                                                                       j_00798@hotmail.com

                                                                       “Tenemos descanso, el día de finados
Pero en todo el año, somos olvidados”
                                                                       -Letanía católica-

Hace unos días, en nuestro estado ocurrió una tragedia lamentable, de la cual perdió la vida una familia dedicada a la venta de pan de fiesta y fue arrollada por la ineptitud de un automovilista, acompañado de un toque alcohólico.  Ese mismo día que me entere de esa noticia, previamente me comentaron sobre parte de los preparativos que una familia organizara para “esperar a sus familiares” en estas próximas fiestas de día de muertos; Curiosamente escuche que dentro de los familiares, también esperarán a una persona de nombre “Felipa”, la cual, sus restos óseos fueron hallados enterrados y vieron la luz cuando comenzaban a construir su hogar y fue un 5 de febrero cuando la encontraron.

Dos distintas visiones de la muerte concebimos en estas anécdotas, la primera se impregna de dolor e impotencia al saber que la imprudencia se hace presente y que no respeta condición social, ni el transcurrir de un día. La segunda, forma parte de un impresionismo que por primera vez se obtiene al hallar este tipo de “reliquias” que engloban una cosmovisión con carácter de culto, devoción, respeto y aprecio que se tienen al contemplar esta manifestación de la muerte.

Se acerca una festividad en donde los hogares de Tlaxcala estarán impregnados de distintos aromas que forman parte del escenario para recibir a los fieles difuntos. Desde la flor de muerto, caracterizada por el color naranja que, desde el punto de vista antropológico, significa el camino que recorrerán las almas hacia la ofrenda. La fruta de temporada como las jícamas, guayabas, naranjas, manzanas, cañas, representan la ofrenda que nos brinda la naturaleza. Las ánimas que visitan el altar han viajado desde muy lejos y necesitan recobrar fuerzas con una buena comida; en este caso, los hogares se convierten en una exposición de platillos típicos que fueron parte del gusto del difunto cuando estuvo en vida. El olor del incienso, un elemento importante porque representa el paso de la vida a la muerte y “aleja de los malos espíritus.” Casualmente, cuando los difuntos son trasladados hacia el cementerio, el incienso es quien abre camino hacia nuestra última morada.


Panorámica de un sepelio en Contla.- 6 de abril de 1936.
Y por supuesto, del pan de muerto, que es interpretado mediante dos significados: primero como la representación del cuerpo [cruceta central junto con el pan] y alma del difunto [la levadura], complementado con el ajonjolí que simbolizan las lágrimas que fueron derramadas en el momento de su pérdida. Mientras que el segundo corresponde a que el pan representa la generosidad del anfitrión y el regalo de la tierra misma. La ofrenda se arma para “atraer y agasajar” a los difuntos de la familia y es de suponerse que en donde quiera que estén siguen necesitando y disfrutando de las mismas cosas que cuando estuvieron vivos.

Así mismo, todas las ofrendas serán acompañadas de elementos religiosos que envuelven un ritual de creencias con sus prácticas muy particulares para esta celebración. Por ejemplo el uso de las ceras y veladoras que simbolizan la ascensión del espíritu y el símbolo de amor que guía las almas al altar. Hay quienes recurren al elaborar cruces de cal y de tierra, que las primeras representan los cuatro puntos cardinales, mientras que la segunda proviene de los adeptos religiosos sobre la creación del hombre por Dios: “En polvo eres y en polvo te convertirás.” Aunado a esto, la incorporación de imágenes religiosas como la presencia de la Virgen del Carmen, que de acuerdo a la tradición católica, es la “intercesora de las ánimas benditas del purgatorio” hacia el reino celestial.


Dentro del ambiente festivo en estas fechas próximas, también podemos ver que es un momento de unión familiar al observar cientos de familias transitando los pasillos del cementerio, compartiendo los alimentos con los difuntos que descansan en dicho lugar, acompañados de verbenas que van de las coplas del mariachi hasta el sonido de las notas de las marchas fúnebres por parte de las bandas de viento. Hay quienes prefieren rendirle culto a sus muertos por medio de las oraciones, las cuales, serán las que ayuden a mantener su “descanso digno.”

Como un complemento final, el anuncio de las campanas en la mayoría de las iglesias, son el complemento especial para esta fiesta, en donde su sonido penetra en cada uno de los hogares, anunciando la llegada de los difuntos. “Señor, Señor…. Escucha mi Oración” es el sonido que se transmite en el “doble de campanas” que anuncian el fallecimiento de una persona, pero en esta fiesta, llama al encuentro de las “almas visitantes” al mundo de los mortales.

Para finalizar, desde sus distintos vértices, la fiesta de Día de Muertos en Tlaxcala tiene un arraigo importante dentro de la sociedad en la que vivimos. A las ánimas benditas de los difuntos se les venera y se les hacen ofrendas, cuyo resultado es el origen de ritos y creencias que refuerzan los lazos familiares y a su vez, los ideales religiosos. Dicha festividad se complementa con el folklore popular que hasta nuestros días sigue vigente, además de las creencias que se vienen heredando generación por generación. Somos testigos de una celebración única en nuestro país, pero en nuestro estado, toma características particulares.

Marcha fúnebre dedicada a los fieles difuntos.

2 comentarios:

  1. muy buen trabajo, peor lo mejor es la foto, la cual esta excelente!!!!!!!!!

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  2. No es incienso...es copal sintético, del llamado "lagrimita" Jorge, pareces cura más que historiador...la fiesta de todos santos tiene un origen europeo, cuando la iglesia católica quiso contrarrestar las celebraciones ed uropeas a los dioses del frío (que son el antecedente directo del Halloween) y movió la fecha de la fiesta de los fieles difuntos a noviembre. No es la liturgia, sino los rituales que se hacen fuera de ella, lo que da autenticidad a las festividades contecas que es el gentilicio correcto y no " contlense"...esas ofrendas se hacían antigüamente en el mes de septiembre y correspondían con las famosas elotizas en la fiesta llamada "Xocotl huetzi" o "Hueyi Miccailhuitl". Eran ofrendas masivas, públicas que la iglesia prohibió, orillando a la gente, a ofrendar dentro de las casas. En Contla ese sentido masivo y público lo conservan en la velación panteonera del día de muertos, donde van a convivir y a ofrendar, a la manera de los rituales ancestrales.

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