jueves, 9 de julio de 2015

Historia, ¿un diàlogo con otras disciplinas?
Jesús Romero Mendoza[1]





A manera general en el presente texto se reflexiona en torno a la posibilidad por entablar un diálogo entre la Historia y otras disciplinas de las ciencias sociales. Lo expuesto no tiene la intención de lanzar certezas, sino cuestionar la viabilidad de un diálogo interdisciplinario. Pues a pesar de que la interdisciplinariedad ha estado presente desde hace ya varias décadas, ésta ha venido principalmente de economistas, sociólogos u otro de tipo de investigador que ha incursionado en el quehacer de la historia. Mientras que por parte de los historiadores, pareciera ser, existe desconocimiento o desinterés por integrar conceptos teórico-analíticos de las ciencias nomotéticas para el abordaje de los estudios históricos. El plano en el que se plantea lo subsecuente, es indistinto, pues poder señalar en qué o cuál institución se hace historia fuera de lo tradicional sería arbitrario y conllevaría un mayor trabajo poder delimitarlo.
Para intentar hacer un diálogo de la historia con disciplinas de las ciencias sociales como la sociología, la economía o la antropología, primeramente convendría cuestionarse, ¿cuáles son los intereses de quien escribe? Pues puede existir la disyuntiva de hacer historia con una función social de divulgación “cultural”, lo cual eliminaría el interés por hacer dialogar la historia con otras disciplinas y también existe una segunda vertiente que es la más común, la académica con un mayor rigor metodológico. En el caso presente sólo nos dirigimos hacia esta última, que es la historia enseñada en las aulas universitarias.
En la formación del historiador, además de los diferentes procesos históricos y del método histórico con base al uso de las fuentes documentales para hacer historia, se le ilustra en lo referente a la teoría de la historia. Sin embargo, a diferencia de disciplinas como la Sociología, la Economía y la Antropología, en la Historia, el desarrollo y uso de teorías explicativas para el análisis de la información pareciera ser mínima. A excepción del materialismo histórico, que en años pasados fue la corriente que más permeó en la explicación histórica, no existe un desarrollo de conceptualizaciones teóricas por historiadores para la explicación de los fenómenos socio históricos. Los Annales franceses, son un caso más reciente en el siglo XX de repensar  la forma de hacer la historia, sin embargo,  más que establecer principios explicativos de la historia, fue una apertura a diferentes vertientes para el quehacer histórico.
La inexistencia de principios teóricos en el quehacer histórico, ha permitido mayor versatilidad al historiador y en cierta forma ventaja al estudiar las sociedades, pues a diferencia del resto de ciencias sociales, en la Historia, no se recurre con rigurosidad a algún concepto teórico para explicar cierto fenómeno social.  Fernand Braudel[2] señalaba en algún momento, que la Historia es uno de los oficios menos estructurados de las ciencias sociales y por lo tanto uno de los más flexibles y más abiertos. Sin embargo, con la apertura del estudio histórico de los diferentes componentes sociales impulsado por los Annales, cabe preguntarse por qué no intentar trascender y renovar el quehacer histórico aspirando a dialogar no ya sólo entre historiadores sino con otras disciplinas. Pues así como el conocimiento en general tiende a renovarse derrumbando paradigmas que parecían ser irrefutables, lo mismo debiera ser para la Historia como disciplina.
No es que no exista una vinculación como tal de la historia con otras disciplinas, sino que ésta ha sido encausada generalmente por economistas, sociólogos e inclusive de las ciencias naturales hacia la historia y no al revés. La pertinencia de introducir conceptos teóricos o modelos de análisis venidos de otras ciencias, se puede encontrar en la posibilidad de ampliar el panorama explicativo para enriquecer el trabajo del historiador, pero además con la intención de obtener posibilidades explicativas mediante conceptos en abstracto que pudieran ser argumentados mediante la reconstrucción histórica.
En las ciencias nomotéticas como la sociología y la antropología, existen teorías estructuralistas, funcionalistas o procesualistas, que bien podrían facilitar el abordaje de procesos históricos de corta-mediana duración o el funcionamiento de las sociedades en determinado espacio y tiempo. Como ya se señaló, no es que no existan trabajos de corte interdisciplinario, sino que la interdisciplinariedad, dependiente la línea temática trabajada, debiera ser de la Historia hacia el resto de las ciencias sociales, a manera de echarse mano de otras herramientas teóricas para el trabajo del historiador.
Algunos ejemplos sobre la pertinencia y posibilidad de análisis que podrían proporcionar conceptos de otras disciplinas a la historia, pueden ser los estudios desde los actores sociales y su implicación en cierto proceso o etapa. La significación de las cosas o de los espacios y los flujos de poder que bien podrían ayudar a explicar estudios de historia cotidiana y política. O en otro caso, en el estudio de la relación sociedad-naturaleza en la historia existe la posibilidad de estudiar de forma análoga el funcionamiento social a manera de un organismo vivo, dado que las sociedades humanas no son entes aislados del medio en que se desenvuelven, sino que tienen una dinámica articulada con la naturaleza.
Se vuelve a señalar, no es que aún no existan trabajos interdisciplinarios o no haya historiadores que estén haciendo el salto hacia otras disciplinas, sino que el proceso aún se encuentra lento y los casos aislados, que bien pudieran ser cada vez mayores, se suscitan en el proceso de formación de los cientistas sociales, ya sea que un historiador se alterne en alguna programa de las ciencias sociales o de forma inversa. E inclusive, casos en el que existen casos en el que la vinculación vaya más allá del ramo de las ciencias sociales y sean biólogos u agrónomos (por mencionar algunos) quienes incursionen en las sociales, en este proceso de repensar el conocimiento y problemas actuales que han conllevado a solucionar problemas cada vez más complejos.
La vinculación de la historia con disciplinas de las ciencias sociales conllevaría posiblemente a la construcción de estudios de corte más científico, es decir con estudios con un mayor sustento teórico metodológico. Por tal razón, sería por interés del propio investigador, hacer historia para qué y para quién. No obstante, en la enseñanza de la historia y la formación de historiadores, cabría si bien no la necesidad, sí ver la posibilidad de dar un viraje teórico y epistémico en la forma de hacer historia con la intención de enriquecer el trabajo del historiador y de obtener otras herramientas para el análisis de la información.
Por último, si bien hacer undiálogo de la historia con otras disciplinas es cuestión de interés personal, faltaría mostrar el lado opuesto, el de la función social de la historia, una divulgación para hacer conciencia de masas o dar a conocer la historia a manera de enriquecimiento cultural, haciendo llegar el quehacer histórico en forma amena a la sociedad en general.

Bibliografía:
Braudel, Fernand, La historia y las ciencias sociales, España, Alianza Editorial, 1970





[1] Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Tlaxcala y pasante de la Maestría en Análisis Regional por el CIISDER-UAT. Contacto:   xrm88@hotmail.es

[2] Fernand Braudel, La historia y las ciencias sociales, España, Alianza Editorial, 1970, p. 117.