Jorge
Netzahualcoyotl Galicia
Estudiante
de Lic. Historia UATx
j_00798@hotmail.com
“Tenemos descanso, el día de finados
Pero
en todo el año, somos olvidados”
-Letanía
católica-
Hace
unos días, en nuestro estado ocurrió una tragedia lamentable, de la cual perdió
la vida una familia dedicada a la venta de pan de fiesta y fue arrollada por la
ineptitud de un automovilista, acompañado de un toque alcohólico. Ese mismo día que me entere de esa noticia,
previamente me comentaron sobre parte de los preparativos que una familia
organizara para “esperar a sus familiares” en estas próximas fiestas de día de
muertos; Curiosamente escuche que dentro de los familiares, también esperarán a
una persona de nombre “Felipa”, la cual, sus restos óseos fueron hallados
enterrados y vieron la luz cuando comenzaban a construir su hogar y fue un 5 de
febrero cuando la encontraron.
Dos
distintas visiones de la muerte concebimos en estas anécdotas, la primera se
impregna de dolor e impotencia al saber que la imprudencia se hace presente y
que no respeta condición social, ni el transcurrir de un día. La segunda, forma
parte de un impresionismo que por primera vez se obtiene al hallar este tipo de
“reliquias” que engloban una cosmovisión con carácter de culto, devoción,
respeto y aprecio que se tienen al contemplar esta manifestación de la muerte.
Y
por supuesto, del pan de muerto, que es interpretado mediante dos significados:
primero como la representación del cuerpo [cruceta central junto con el pan] y
alma del difunto [la levadura], complementado con el ajonjolí que simbolizan
las lágrimas que fueron derramadas en el momento de su pérdida. Mientras que el
segundo corresponde a que el pan representa la generosidad del anfitrión y el
regalo de la tierra misma. La ofrenda se arma para “atraer y agasajar” a los
difuntos de la familia y es de suponerse que en donde quiera que estén siguen
necesitando y disfrutando de las mismas cosas que cuando estuvieron vivos.
Así
mismo, todas las ofrendas serán acompañadas de elementos religiosos que
envuelven un ritual de creencias con sus prácticas muy particulares para esta
celebración. Por ejemplo el uso de las ceras y veladoras que simbolizan la
ascensión del espíritu y el símbolo de amor que guía las almas al altar. Hay
quienes recurren al elaborar cruces de cal y de tierra, que las primeras
representan los cuatro puntos cardinales, mientras que la segunda proviene de
los adeptos religiosos sobre la creación del hombre por Dios: “En polvo eres y
en polvo te convertirás.” Aunado a esto, la incorporación de imágenes
religiosas como la presencia de la Virgen del Carmen, que de acuerdo a la
tradición católica, es la “intercesora de las ánimas benditas del purgatorio”
hacia el reino celestial.
Dentro
del ambiente festivo en estas fechas próximas, también podemos ver que es un
momento de unión familiar al observar cientos de familias transitando los
pasillos del cementerio, compartiendo los alimentos con los difuntos que
descansan en dicho lugar, acompañados de verbenas que van de las coplas del
mariachi hasta el sonido de las notas de las marchas fúnebres por parte de las
bandas de viento. Hay quienes prefieren rendirle culto a sus muertos por medio
de las oraciones, las cuales, serán las que ayuden a mantener su “descanso
digno.”
Como
un complemento final, el anuncio de las campanas en la mayoría de las iglesias,
son el complemento especial para esta fiesta, en donde su sonido penetra en
cada uno de los hogares, anunciando la llegada de los difuntos. “Señor, Señor…. Escucha mi Oración” es el
sonido que se transmite en el “doble de campanas” que anuncian el fallecimiento
de una persona, pero en esta fiesta, llama al encuentro de las “almas
visitantes” al mundo de los mortales.
Para finalizar, desde sus distintos vértices, la fiesta de Día de Muertos en Tlaxcala tiene un arraigo importante dentro de la sociedad en la que vivimos. A las ánimas benditas de los difuntos se les venera y se les hacen ofrendas, cuyo resultado es el origen de ritos y creencias que refuerzan los lazos familiares y a su vez, los ideales religiosos. Dicha festividad se complementa con el folklore popular que hasta nuestros días sigue vigente, además de las creencias que se vienen heredando generación por generación. Somos testigos de una celebración única en nuestro país, pero en nuestro estado, toma características particulares.
Marcha fúnebre dedicada a los fieles difuntos.
muy buen trabajo, peor lo mejor es la foto, la cual esta excelente!!!!!!!!!
ResponderEliminarNo es incienso...es copal sintético, del llamado "lagrimita" Jorge, pareces cura más que historiador...la fiesta de todos santos tiene un origen europeo, cuando la iglesia católica quiso contrarrestar las celebraciones ed uropeas a los dioses del frío (que son el antecedente directo del Halloween) y movió la fecha de la fiesta de los fieles difuntos a noviembre. No es la liturgia, sino los rituales que se hacen fuera de ella, lo que da autenticidad a las festividades contecas que es el gentilicio correcto y no " contlense"...esas ofrendas se hacían antigüamente en el mes de septiembre y correspondían con las famosas elotizas en la fiesta llamada "Xocotl huetzi" o "Hueyi Miccailhuitl". Eran ofrendas masivas, públicas que la iglesia prohibió, orillando a la gente, a ofrendar dentro de las casas. En Contla ese sentido masivo y público lo conservan en la velación panteonera del día de muertos, donde van a convivir y a ofrendar, a la manera de los rituales ancestrales.
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