martes, 4 de septiembre de 2012

Entre informes y realidades…. y la despedida.



         Eleazar Pérez Hernández
           Pasante de la Lic. En Historia, UATx


El periodo de 6 años que le correspondió al presidente Calderón encabezar el poder Ejecutivo de la nación está llegando a su fin, y con él, no se han hecho esperar anuncios publicitarios oficiales en radio y televisión. Se habla de lo logrado, de la consolidación de los cimientos de la nación, de solidez económica. Todo esto en el contexto de un sexenio que se agota.
Un gobierno que dentro de sus primeras acciones tuvo como política central la guerra contra el crimen organizado y la mano dura; no ha dejado de exhibir datos cuantitativos sobre el aseguramiento de armas, bienes, dinero, líderes y miembros de distintos carteles y bandas criminales. Contrastando todas éstas con las estadísticas de sexenios anteriores y llegando a una sola conclusión: datos históricos en el combate a la delincuencia.
Sin embargo en el tema de seguridad, hablar de resultados no es únicamente hablar de lo incautado y de los detenidos –que en la mayoría de las veces regresan a las calles–, tendríamos que estar hablando de la disminución de la violencia y del número de muertos. Lamentablemente no es así, el mes previo al ultimo informe presidencial, agosto, ha sido el segundo mas violento del sexenio con mil 341 personas muertas, solo por debajo de abril de 2011 con mil 402 casos. Y durante el sexenio las cifras oficiales arrojan más de 55 mil defunciones.
Sin duda era necesaria la intervención del Estado en el tema de la seguridad, pero eso no justifica de ninguna manera la evidente falta de planeación y de una estrategia efectiva y sistemática para realizarlo, además de la constante violación a los derechos humanos. “Llevaremos las investigaciones hasta las ultimas consecuencias, caiga quien caiga” fue durante algún momento del sexenio la frase que estuvo en boca de la clase política gobernante, hasta que dejo de serlo, seguramente por la falta de resultados y por la incapacidad para materializar lo que se decía con palabras. Así, la justicia pasó a ser un ideal casi inalcanzable, –que en el mejor de los casos solamente se hace pronunciable en los discursos–, y que hasta este momento no ha llegado a esas familias que han perdido a un padre, a una madre, a un hermano, a un amigo. A aquellos que unos denominan victimas de los daños colaterales.
El gobierno calderonista deja un México donde la generación de empleos ha sido insuficiente para satisfacer la demanda nacional, acentuando la pobreza y agudizando la desigualdad social. Un aumento constante en el precio del gas L.P. y en las gasolinas. Por otro lado una delincuencia avasalladora ante un Estado y unas instituciones que por ahora no tiene claros signos de fortaleza, que nos llevan a una gobernabilidad deteriorada y a una desconfianza en la vida institucional, además de un Estado de Derecho que está en entredicho.
La intensidad en el dramatismo de lo que ocurre día con día en nuestra nación tiene una resonancia mundial, la magnitud de la amenaza y la radicalidad orquestada por unas fuerzas necias que se atreven a desafiar a las leyes y actuar fuera del marco de la ley, aprovechando los vacíos de poder, nos deben llevar a la reflexión y a la acción. En nada aprovecha, antes daña adoptar la proverbial actitud del avestruz y aparentar que no pasa nada. En este país todos hemos adoptado alguna posición: la de cómplice, víctima o indiferente, y en cierta medida tenemos una responsabilidad compartida
Finalmente, nos encontramos ante una guerra que inició con el asenso de Felipe Calderón al poder, pero que no termina con su despedida. Y ante la inercia e intensificación de la violencia, no es complicado decir que aun nos queda tramo por recorrer. Pero antes de continuar es necesario hacer una revaloración y replanteamiento de la “estrategia”, que permita contrarrestar efectivamente las acciones del crimen y llevar a la mínima expresión el derramamiento de sangre inocente.
Termina una etapa de dos sexenios, de esa alternancia que inicio con Fox -el cambio que todos queremos ver, decía su lema de campaña–, y que cierra Calderón. Dicho por mí lo anterior, la palabra es dada a quien la quiera tomar. 

5 comentarios:

  1. Llevaremos las investigaciones hasta las ultimas consecuencias, caiga quien caiga”

    me gusta su lema o frace

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  4. Sin duda el sexenio que se va ha sido demasiado accidentado y sin duda, nos deja mal parados. Me pregunto si de verdad eran más necesaria la inversión en carreteras y no en escuelas, si luchar contra el narco o hacerse de la vista gorda (al fin la droga se la venden a los gringos, en México, luchando contra el narco o no, los narcóticos se siguen consumiendo de la misma forma) Me pregunto si de verdad el sexenio que se va estuvo a la altura del momento histórico, y la respuesta es clara, NO. NO porque fue la continuación de un modelo desgastado ya e implementado desde años atrás con el PRI; NO porque nada hubo de nuevo. ¿La cobertura más grande en salud? Acaso nuestros hospitales tienen la capacidad y calidad para prestar A TODOS un servicio "bueno". SALUD para los mexicanos, cuando ni una caja de medicamentos existe en los hospitales.
    Es una lástima que siempre los presientes hablen de lo bonito, y no de los desaciertos, porque en mi opinión, son de esos de donde más hay que aprender y mejorar.
    NI modo, lo que viene creo que estará peor...

    "RUdolf"

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  5. Se va... Pero dejará una gran huella en nuestro País.. y no me refiero por los trabajos.. Sino por la mancha anti - social que se quedo entre nosotros...

    Se va... como el "desenterrador de huesos"

    Mi pobre México...

    Huexolotzin.

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